sábado, 27 de junio de 2009

Amistad

Érase una vez un par de amigos que decidieron emprender un viaje hacia un hermoso castillo, sólo conocían el nombre de dicho castillo: Amistad, así que los dos se decían que por intuición al verlo sabrían que ese era. No había pérdida porque ellos tenían una gran confianza, y lo que más le motivaba era que una vez allí verían realizado su gran sueño. Al fin de tanto caminar llegaron era impresionante, tremendo, colosal, parecía que se hacía uno con el cielo, que sus paredes amenazaban a cualquiera que intentara derrumbar, y allí en la entrada había un cartel: somos dos: amistad. Ellos no entendían lo que quería decir, pero ese cartel no frustraría sus sueños, entraron y se encontraron en un pasillo donde había mucha bulla, pasaron horas tratando de salir de allí pero ambos se dispersaban en medio del tumulto de voces y al final encontraron una nueva puerta: amistad verdadera, saber que quiero. Decía en un cartelito medio deteriorado, al entrar encontraron una gran galería de espejos y cuando se reflejaban veían defectos del otro, dentro de sí no hacían sino juzgar, menospreciar, y se acercaban para detallar bien la escena, luego todo cambió, la imagen que reflejaba era de sí mismo que mostraba lo que ocultaban todo el tiempo así que se separaban para evitar que el otro viera el reflejo suyo y fuera juzgado, al final llegaron a dos puertas en la primera cada uno leía su nombre en la otra cada uno leía el nombre de su amigo… y luego sin decir una palabra entraron a la puerta en que cada uno leía su propio nombre, cuando traspasan un pequeño pasillo oscuro ven de nuevo que salían al bosque, con desilusión voltearon y vieron que el castillo inmenso era sólo un cartón gigante pintado y que lo sostenía unos troncos grandes de madera, y frustrados decidieron continuar el viaje por separado, y nunca se volvieron a ver más.

Años mas tarde, otro par de amigos decidieron emprender el viaje hacia el hermoso castillo, sólo conocían el nombre de dicho castillo: Amistad, así que los dos se decían que por percepción al verlo sabrían que ese era. No había pérdida porque ellos tenían una gran confianza, y lo que más le motivaba era que una vez allí verían realizado su gran sueño. Al fin de tanto caminar llegaron para ellos lo que veían era impresionante, magnifico, parecía que se hacía uno con el cielo, que sus paredes amenazaban a cualquiera que intentara derrumbar, y allí en la entrada había un cartel: somos dos: amistad. Ellos no entendían lo que quería decir, pero ese cartel no frustraría sus sueños, un poco nerviosos se miraron, sonrieron y entraron, se encontraron en un pasillo donde había mucha bulla, se acercaron y se tomaron de la mano pues cada paso el tumulto de voces les hacía dispersar, pero ellos se acercaban para no perderse; pasaron horas tratando de salir de allí y al final encontraron una nueva puerta: amistad verdadera, saber que quiero. Decía en un cartelito medio deteriorado, al entrar encontraron una gran galería de espejos y cuando se reflejaban veían defectos del otro, dentro de sí se compadecía del otro, se decía pensando: yo dónde estuve para ayudarlo, caminaban más y más y disimulaban cada vez que una lágrima quería escaparse de sus ojos, luego todo cambió, la imagen que reflejaba era de sí mismo que mostraba lo que ocultaban todo el tiempo se acercaron y se abrazaron fuertemente sabían que se necesitaban para ser fuertes, al final llegaron a dos puertas en la primera cada uno leía su nombre en la otra cada uno leía el nombre de su amigo… y luego sin decir una palabra entraron a la puerta en que cada uno leía el nombre de su amigo, cuando traspasan un pequeño pasillo oscuro ven que la salida daba cerca de su pueblo, se dijeron: amigo, hemos visto que el viaje al castillo apenas a comenzado, hemos pasado por pruebas fuertes que no nos debilitaron sino que nos anima a seguir; aprendimos que la amistad no es uno solo sino dos, no es querer el que me quieras sino que es un don el poder querernos, así que no podemos abusar de él y como una flor dejarla que crezca con los cuidados que la Divina Providencia le quiera dar. Que en el silencio está la voz de nuestro corazón y cuando hay mucha bulla nos une para poder oírse, la amistad verdadera no es saber que quiero sino que estamos juntos en la vida y por lo tanto hay que vivirla, que te acepto con todo lo que eres, acepto todo lo que puedo realmente ofrecer, lo que soy. Y así amigo caminemos que siempre estaremos ahí y Dios hará el resto.

miércoles, 3 de junio de 2009


Ya me he acostumbrado al ruido de la tormenta
en medio de él, el silencio encontré
me concentré para oír Tu voz
y en vano lo intenté.
Dónde estoy que me he alejado de Ti
y mi tormenta me impide caminar
pues el suelo ha roto mis pies
y no paran de sangrar.

Algo me dice que estás ahí
como espectador de la obra que es mi vida
me miras y tan sólo callas
pues entonces te pido
arrúllame en el silencio de Tu voz.

La lluvia ha lavado mi rostro
y me acaricia alentando:
pronto saldrá el sol
para calentar de nuevo tu corazón.
Caminar me cuesta ahora
pero mi esperanza me motiva
sé que llegarás a mi encuentro
y me abrazarás sin medida.

Arrúllame en el sielencio de Tu voz
que me acompaña al andar
con pies descalzos y cara limpia
a tu encuentro he de llegar.