Este mi credo, el que ha marcado mi existencia, el que me ha hecho reír, soñar, llorar y reflexionar.
El que ha tallado las huellas de las plantas de mis pies, le ha dado experiencias a mis sentidos, que me levanta y me tumba y me levanta, que quiere enseñarme a volar.
Este es el credo que creo, que mi mano me ha enseñado a dar, que ha forjado mi alma, y le ha dado sentido a mi existencia.
Primero Creo en Dios Madre, que arrulla mi vida, me amamanta y ha enseñado a caminar. La que me dice te amo todos los días, y me pide que le ayude en sus labores del hogar.
También creo en Dios Padre, el que me ha enseñado a trabajar, a ser bondadoso y soñador y presto a todo.
Creo en Dios Hermano, el que me entiende y es mi cómplice, el que nos enseñamos mutuamente y nos pasamos las noches viendo las estrellas.
Creo en Dios abuelo, que me educa con su experiencia, y llena mi historias de sus historias y siempre me dice lo orgulloso que de mí está.
Creo en Dios amigo, el que siempre está ahí para salir a caminar, que necesita mi consejo y también me lo da, que me dice a veces cosas ácidas pero necesarias, que no me oculta la verdad, a veces peleamos pero nos contentamos y hasta hermano parecemos de verdad.
Creo en Dios Vecino, que siempre está para compartir, para echar los cuentos de las jornadas, o invitar a tomar café.
Creo en Dios niño, que está débil y necesita ayuda, que ríe, llora y canta, y el mundo patas arriba me lo pone.
Creo en Dios Tú, que estás cuando te he necesitado, llenándome la vida de vida, y poniendo su mano en mi hombro para salir adelante.
Este es mi Dios Uno en Todos, Uno en mí.
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