Cuando a uno le duele el estómago de hambre y desconoce la causa de ese vació, las ilusiones se convierten en su amo y él en su esclavo.
Las heridas diarias pueden obligar a la gente a realizar cosas extrañas y les hace sentirse vacías.
Muchos tienen idean preconcebidas de lo que son las cosas y el aspecto que tiene, o que se supone que tienen.
Todo el mundo es responsable de sus actos y de controlar su propio dolor para que no influya en los demás.
Cuando dejas que los juicios de los demás sean más importantes que los tuyos, estás despreciando tu propio poder*.
Todo poder se debe reconocer y practicar porque, de lo contrario, permanece dormido.
Saber es una cosa y sentir otra muy distinta, aunque se complementan.
Siempre ocurre que el conocimiento demora en ponerse al mismo nivel de los sentimientos.
Sed pacientes, llegará su momento.
Las lecciones bien aprendidas producen una paz inmensa y la armonía.
La perfección igual que la belleza depende de los ojos con que se mire.
La única constante es el cambio y que todo es como tiene que ser, aunque muchas veces no sepamos por qué.
Algunas de las lecciones más valiosas se aprenden cuando se ha superado del dolor más intenso.
El fin último del hombre y la razón de su existencia la descubrirá a medida que inagotablemente sepa amarse y amar.
Todos tenemos un lugar reservado en este gran proyecto y una razón para existir.
La experiencia no es siempre la verdad, pues aparece coloreada por los ojos de quien la ve. Sólo en el silencio de nuestro ser podremos oír la verdad. La dulce voz que habla al corazón igual que un susurro es la voz del Creador unido a su creatura, que despierta dentro de nosotros para que seamos conscientes de lo que se es en realidad, de lo que se espera que hagamos y de todo lo que ya sabemos sin recordarlo.
Uno no puede encontrar lo que está buscando a no ser primero que sepa lo que es.
Una frase que citó un profesor me marcó: si hay un por qué vivir, no importa cómo vivir.
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